«La princesa de Éboli», una novela de Aludena de Arteaga.

Publicado: junio 5, 2021 en Uncategorized

La Biblioteca de Morata os invita a tomar parte en esta 5ª LECTURA de la 11ª Temporada de su CLUB DE LECTURA. Una nueva oportunidad de compartir la experiencia de vivir una «lectura compartida».

Ana de Mendoza, conocida como la Princesa de Éboli, relata a su hija pequeña la que fue su vida, una existencia repleta de misterios, mitos y acusaciones para algunos ciertas y para otros falsas. La princesa tuerta, a causa de un accidente en la infancia, con su parche inmortalizado en todos sus retratos, tenía un aspecto entre elegante y siniestro. Mujer de carácter, Ana de Mendoza se vio implicada en uno de los asuntos más truculentos del reinado de Felipe II, el asesinato de Juan de Escobedo, secretario personal del hermano bastardo del rey Juan de Austria, por orden de Antonio Pérez, secretario de Felipe II.


En aquel hecho lleno de datos confusos y contradictorios, se vio inmersa Ana, esposa de Ruy Gómez de Silva, hombre de confianza del Rey Prudente, con el que se llegó a insinuar una tortuosa relación amorosa. 


Al final, Ana fue castigada por haber estado en los peldaños más altos del poder y haber movido, a su manera, los hilos de la política. 

Biblioteca Morata de Tajuña

Almudena de Arteaga, abogada de profesión, se lanzó a la escritura y entró por la puerta grande de los escritores de novela histórica. Descendiente directa de la protagonista de esta novela, Almudena relata con sencillez la historia de una de las mujeres más fascinantes del siglo XVI. 

En esta novela nos cuenta la vida y avatares de esta fenomenal mujer que excitó los impulsos más variados, de envidia y admiración, tanto en los hombres como en las mujeres de su época debido a su extraña belleza y su extremada inteligencia. La novela de Arteaga deshace algunos rumores y malentendidos sobre la princesa del parche en el ojo.

Estamos frente a un relato escrito en primera persona, pues el personaje nos habla mientras recuerda  en voz alta las vicisitudes de su vida para su hija más pequeña, la segunda de nombre Ana

A pequeñas y grandes pinceladas nos habla de su resignación como buena mujer de su tiempo para, por ejemplo, sufrir en silencio y con estoicismo la decepción de su padre porque nació niña; para aceptar el destino fijado por sus padres, a “sugerencia” del rey, de casarse con Ruy Gómez de Silva (mucho mayor que ella); para mantener oculto su único gran amor, hacia Antonio Pérez; para someterse al mandato del rey quien, no se sabe con certeza por qué, la privó de la custodia de sus hijos y de su libertad. Para, en fin, acatar unas normas de las que se sentía muy alejada ya que era una mujer en muchos sentidos adelantada a su época.

En esta novela de fácil y entretenida lectura, la autora nos presenta a una mujer de gran carácter, no siempre afable, y de gran personalidad; una mujer de ésas que da pena no poder conocer en persona. Los personajes secundarios, sin restarle un ápice de protagonismo, están bien pincelados y perfectamente integrados en los roles del momento histórico. Bien documentada y ambientada, es una obra muy recomendable que además es cortita y se lee en poco tiempo.

Entrevista a la escritora Almudena de Arteaga que habla sobre su trayectoria literaria y su especialización en novelas históricas. [Programa «Andalucía.es», 26/5/2013. Canal Sur Televisión]

COMO PARCHE AL OJO

…”Sin embargo mi única preocupación era demostrar a mis padre mis dotes masculinas. Un día parecía estar de mejores humores le reté a tirar de esgrima conmigo. Mi sorpresa fue gratísima cuando accedió. Aquella misma tarde le demostraría mi facilidad para manejar el florete”…

Estaba muy impaciente y quiso practicar más, y sin esperar a su Maestro pensó en buscar a un sustituto y lo encontró en un paje que aunque pequeño era muy hábil.

…”¡En guardia!.

En ese mismo instante sentí como si algo tirase de mi cuerpo hacia delante y tropecé. El destino y mi euforia quisieron que me pisara el sayo y mi cabeza fuese a parar justo a parar al florete del paje.

Aunque este quiso apartarlo, un vil diablillo dirigiendo su mano ensartó mi ojo en la punta de su arma…”

Se sabe que el parche de Ana de Mendoza de la Cerda le permitía pestañear y que era de anacoste, un tipo de lana fresca y ligera de Normandía y que debía ser miope pues tenía una letra muy grande y usaba una plantilla con renglones para escribir.

La Princesa de Éboli perdió un ojo en un extraño accidente

Biblioteca Morata de Tajuña

Ana de Mendoza, nacida en 1540 (el mismo año que Pérez), era la única heredera de los duques de Francavilla y una mujer que no se conformaba con el papel reservado a las mujeres en su tiempo. Casada con un hombre 24 años mayor que ella, la Princesa pasó largos periodos de tiempo lejos de su marido. Durante una de estas ausencias perdió un ojo en un accidente sin concretar, razón por la que aparece en todos los retratos con un parche. Lejos de resignarse a ser una viuda enclaustrada en su palacio, Ana de Mendoza batalló en contra de su primo Íñigo López de Mendoza, quien trataba de impedir que una mujer se quedara la titularidad de los mayorazgos familiares. Es por ello que se asoció políticamente con Pérez y, según varios documentos de la época, mantuvo una estrecha relación con Felipe II.

En una relación italiana anónima «de las cosas principales de España, notadas en Madrid en 1584», se da por cierto que Felipe II era amante de Ana de Mendoza incluso cuando Ruy Gómez vivía y que su hijo Rodrigo, nacido en 1562 y después Duque de Pastrana, fue engendrado por el Rey. No obstante, solo Manuel Fernández Álvarez creyó verosímil esta teoría de entre los grandes historiadores que han investigado la vida de Felipe II. «El único fragmento de evidencia, aparte del anónimo italiano, era la coincidencia de que el Duque de Pastrana, como el Monarca, era rubio», concluye Geoffrey Parker sobre la poca solvencia de esta teoría.

Al igual que Pérez, Ana de Mendoza pagó muy cara su implicación en el asesinato de Escobedo. En 1579, la Princesa fue encerrada, primero en el Torreón de Pinto y más tarde en la fortaleza de Santorcaz. Finalmente fue trasladada a su Palacio Ducal de Pastrana, donde fallecería once años después atendida por su hija menor Ana de Silva en un régimen similar a lo que hoy se llamaría arresto domiciliario. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.

SOBRE LA AUTORA

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Almudena de Arteaga, descendiente de la princesa de Éboli, se dedicaba a la abogacía antes de escribir este super-ventas traducido a 4 idiomas y pasar a los anales como escritora de éxito, o lo que es lo mismo, antes vivía de pobres litigantes y ahora de nosotros, pobres lectores.

Nacida en Madrid en 1967,  Arteaga es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y diplomada en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria.

En 1997 publicó su primera novela La Princesa de Éboli. Después del éxito obtenido dejó el ejercicio del Derecho para dedicarse en exclusiva a la literatura. A esta primera novela le siguieron otras diez obras de distintos géneros.

Reconocida por la crítica como una de las más destacadas escritoras de novela histórica actuales, sus libros han llegado a permanecer más de cuatro meses en las listas de los más vendidos, con numerosas reediciones y se han traducido a varios idiomas.

En marzo de 2012 fue galardonada con el XIX Premio Azorín de Novela por su obra Capricho, un recorrido histórico con intriga por el Madrid del siglo XIX.

Tras aprobación de la Ley 33/2006, de 30 de octubre, sobre igualdad del hombre y la mujer en el orden de sucesión, Almudena, en condición de hija primogénita, se ha convertido en la principal heredera de la Casa del Infantado, desplazando a su hermano Iñigo.

lhttp://www.almudenaarteaga.com/

BIBLIOGRAFÍA DE ALMUDENA DE ARTEAGA

  • La Princesa de Éboli (1997).
  • La vida privada del emperador Carlos V (1999).
  • Eugenia de Montijo (2000).
  • La Beltraneja, el pecado oculto de Isabel la Católica (2001).
  • Estúpida como la luna (2001).
  • Catalina de Aragón. Reina de Inglaterra (2002).
  • María de Molina: Tres coronas medievales (2004).
  • La esclava de marfil (2005).
  • El desafío de las Damas, La verdad sobre la muerte del Conde Duque de Olivares (2006).
  • El Marqués de Santillana (2009).
  • Los ángeles custodios (2010).
  • Capricho (2012).

LA PRINCESA DE ÉBOLI (Año 1540) Pasajes de la historia (La rosa de los vientos)

Capitulo completo de la serie «Pasajes de la historia», sección del programa «La rosa de los vientos»

dedicado a Ana de Mendoza, la Princesa de Éboli (Año 1540)

Una historia «de pelicula»

EL SALTO A LAS PANTALLAS DE LA PRINCESA DE ÉBOLI

Biblioteca Morata de Tajuña

ANTONIO LÓPEZ

La historia oculta del secretario de Felipe II,

¿era el amante de su madrastra?

Ana de Mendoza sacó ventaja a los rumores de que su marido fallecido, Ruy Gómez, era el auténtico padre de Antonio Pérez para justificar las numerosas visitas de éste al palacio familiar. El asesinato de Juan de Escobedo por orden de Pérez y con el consentimiento del Rey pudo estar vinculado con la naturaleza de esta relación secreta.

Uno de los mayores misterios en la Corte de Felipe II sigue siendo cuál fue la relación del Rey con Ana de Mendoza de la Cerda, quien mantuvo una enorme influencia política incluso después de la muerte de su esposo el Príncipe de Éboli, amigo de juventud del Monarca. A este interrogante, no en vano, hay que añadir el de cuál era la naturaleza de la asociación entre la viuda y el intrigante secretario Antonio Pérez. Un supuesto triángulo amoroso que hizo tambalear a la Monarquía hispánica con su mera sombra, y que coqueteaba en torno a un gran secreto relacionado con la identidad del padre del secretario del Rey.

Oficialmente, Antonio Pérez del Hierro era hijo de Gonzalo Pérez, secretario de Carlos I y de Felipe II, que, habiéndose ordenado sacerdote en fechas anteriores a ser padre, nunca esclareció quién era la madre del niño, posiblemente la doncella madrileña Juana de Escobar. Gonzalo Pérez fue un cultivado humanista español, propietario de una de las mejores bibliotecas de su tiempo y responsable de la traducción de «La Odisea» de Homero al castellano. Así y todo, en una de sus habituales aproximaciones a la historia, Gregorio Marañón cuestionó su paternidad y recuperó las sospechas de la época: Antonio Pérez pudo ser el resultado de una relación extramatrimonial del Príncipe de Éboli, Ruy Gómez de Silva, que asumió Gonzalo Pérez por lealtad al poderoso noble.

El mismo Gonzalo Pérez encubrió su paternidad haciéndole pasar por su sobrino hasta 1567, lo cual alimentó aún más los rumores de que su padre era un personaje influyente de la Corte. Sea de una forma u otra, el joven fue educado en las más prestigiosas universidades españolas e italianas de su tiempo, bajo la protección de la familia castellana de los Mendoza, que estaba emparentada con el Príncipe de Éboli a través de su matrimonio con Ana de Mendoza de la Cerda.

A la muerte del Ruy Gómez en 1573, que se había convertido en la mano derecha de Felipe II incluso por encima del veterano general Fernando Álvarez de Toledo, la Princesa de Éboli buscó en la asociación con Antonio Pérez una forma de mantener bajo su control el patrimonio familiar. Ciertamente, Pérez había concentrado gran poder en la Corte debido a la protección de Ruy Gómez y no solo heredó con su muerte la lealtad de su esposa sino el puesto como líder del partido de «las Palomas» (papistas, defensores de una solución pacífica en Flandes y una acción militar contra Inglaterra), en contraposición con «los Halcones» (bélicos en lo respectivo a Flandes y defensores de la preeminencia de la nobleza castellana en la Corte). Nombrado secretario de Estado de asuntos «fuera de España» en 1553, Pérez era además uno de los hombres más influyentes en lo concerniente a política internacional.

Pero, ¿había realmente un componente sexual en la relación entre Pérez y la viuda de Ruy Gómez? Como resume una ingeniosa frase de Gustav Ungerer, «con la tinta que se ha gastado sobre el misterio de las relaciones entre la Éboli y Pérez se podrían colorear las aguas del Tajo». La respuesta quedará para siempre inconclusa, reservada a la esfera de lo íntimo, pero para la mayoría de los historiadores que, como Geoffrey Parker o Gregorio Marañón han abordado en profundidad el asunto, fue posiblemente una relación más de carácter político y financiero que amorosa.

CLUB DE LECTURA 20/12/201Biblioteca Morata de Tajuña9 comentario de «Lolita»

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