«Lo raro es vivir», una novela de Carmen Martín Gaite

Publicado: noviembre 8, 2022 en Uncategorized

SOBRE EL ARGUMENTO

La protagonista y narradora de esta historia, una chica de 35 años que acaba de perder a su madre y busca un difícil acuerdo entre las heridas del pasado y la sed de presente, se enfrenta a la extrañeza de seguir viva manteniendo abierta la curiosidad ante lo inexplicable. Una curiosidad atizada continuamente por los dispares personajes secundarios que jalonan el relato y que van dando pie al discurso quebrado de esta aguda, contradictoria y delirante joven.

«Desde que el mundo es mundo, vivir y morir vienen siendo la cara y la cruz de la misma moneda echada al aire, pero si sale cara es todavía más absurdo. Para mí, si quieren que les diga la verdad, lo raro es vivir»

15 de diciembre 2022

La novela comienza con un detonante muy potente, pero que cuesta comprender. Nuestra protagonista y narradora entra en el centro donde está internado su abuelo. El médico le recomienda que se haga pasar por su madre para hablar con él, como si se tratara de una de sus habituales visitas. Nadie ha comunicado al abuelo que su hija ha fallecido y temen que eso le provoque un shock, y al parecerse tanto madre e hija, creen que puede creerse el paripé fácilmente. A raíz de esta visita, algo en la protagonista se rompe. Comienza a tener pensamientos extraños, a mentir, a hundirse en su soledad, a pensar mal de los demás…

SOBRE LA AUTORA:

Carmen Martín Gaite (Salamanca, 8 de diciembre de 1925 – Madrid, 23 de julio de 2000).

Se licencia en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde tiene su primer contacto con el teatro participando como actriz en varias obras. En 1950 se traslada a Madrid y conoce a Ignacio Aldecoa, que le introduce en el círculo literario que acabaría conociéndose como Generación del 55 o Generación de la Posguerra.

En 1955 publica su primera obra, El balneario, y obtiene por ella el Premio Café Gijón. Dos años más tarde, recibe el Premio Nadal por Entre visillos.

Tras escribir varias obras de teatro, como A palo seco (1957) o La hermana pequeña (1959), continúa con la narrativa con Las ataduras (1960), Ritmo lento (1963) y Retahílas (1974), entre otras novelas. Se doctora en 1972 presentando en la Universidad de Madrid su tesis Usos amorosos del XVIII en España. En 1976 recopila su poesía en A rachas y dos años después hace lo propio con sus relatos en Cuentos completos.

Paralelamente ejerce como periodista en diarios y revistas como Diario16, Cuadernos hispanoamericanos, Revista de Occidente, El País, El Independiente y ABC, en los que se dedica a la crítica literaria, y traducción.

Con El cuarto de atrás obtiene en 1978 el Premio Nacional de Literatura, convirtiéndose así en la primera mujer en obtenerlo. Le siguen una larga lista de prestigiosos galardones: el Príncipe de Asturias en 1988, el Premio Nacional de las Letras en 1994, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1997 y la Pluma de Plata del Círculo de la Escritura en 1999, entre otros.

Colabora en guiones de series para Televisión Española Santa Teresa de Jesús (1982) y Celia (1989).

Respecto a su faceta de dramaturga es de destacar La hermana pequeña. Como su propio nombre indica, trata a diferentes personajes de índole femenina. Dos hermanas de diferentes madres que conviven en una sociedad patriarcal y regida por sus normas. Llena de monólogos interiores que critican al sistema, la sociedad y un elogio a la libertad que nunca llega, una especie de sueño e ilusión.

En cuanto a la poesía, destaca su libro: Poesía a rachas. Publicado por la editorial poesía Hiperión, Martín Gaite se muestra tímida ante su publicación al considerar la poesía como algo íntimo y personal. Tampoco pensó nunca en publicar sus poemas. No tienen un orden cronológico, como índica el espacio temporal del título: a rachas. Su temática radica en la dificultad de vivir, las malas noticias, la angustia y el deseo.

Ganadora del premio Príncipe de Asturias y el premio Nacional de Literatura, entre otros, es responsable de una importante obra que reivindica el papel de la mujer, sus aspiraciones y su lugar en el mundo en unos tiempos donde el viento jugaba en su contra con todas las posibilidades de perder.

LA HERENCIA DE CARMEN MARTÍN GAITE

La magnitud de su legado literario reside en haber cultivado con maestría la narrativa, el ensayo, la poesía y el teatro. Carmiña, Calila o la Gaitera fueron los distintos nombres con los que se le conocía en función ante quien se presentaba. Para Aldecoa, Ferlosio, García Calvo, Sastre y Fernández Santos era Carmiña, y para el resto de la sociedad: Carmen.

Hablamos de una mujer libre (con todas las comillas de la época) de la España de posguerra del siglo XX, que rompía con esa literatura abundante y predominante de entonces. ¿Qué era lo predominante? Las novelas de amor donde la figura de la mujer sufre por un hombre que no le hace caso, o que es rechazada únicamente por su condición social. Aquí me gustaría hacer un paréntesis para señalar que existe otra escritora rompedora con aquel tema: Carmen Laforet y su novela Nada. Obra de especial transcendencia en la época, cuya protagonista, Andrea, no espera nada. El destino se presenta como un hilo desequilibrado. De semejanza temática es la primera novela de Martín Gaite: El balneario, donde no se puede esperar que pase nada extraordinario: todo gira en torno a un mundo aburrido y aceptado, a pesar de sus defectos. Años más tarde (y por desgracia al poco de morir) escribe Lo raro es vivir, donde también se pueden señalar semejanzas con su primera novela, con una protagonista exhausta ante el mundo, la muerte y la cotidianidad del día a día. Con el paso de los días nos convertimos en una especie de insectos (y no estoy haciendo un guiño a Kafka) encerrados en nuestra habitación.

Carmen cultiva el ensayo con la facilidad de un genio: tiene ese don que pocos tienen. Se enmarca en El proceso de Macanazque le lleva años de estudio en la Biblioteca Nacional, para tratar la figura de Melchor Rafael de Macanaz. Se trata de un personaje perseguido por la Inquisición, a pesar de sus magníficas relaciones con Felipe V, por su labor aperturista y su condición de ilustrado. Por otro lado, en su otro ensayo, Desde la ventana, inicia una búsqueda de personajes femeninos que representan el papel protagonista de multitud de novelas escrita por mujeres. El papel de la ventana es un símbolo de la escritura, donde representaba ese paso de la vida visto desde ella. Desde Virginia Woolf, Emily Brontë o Rosalía de Castro: la ventana aparece en todos sus escritos. Y, como señala Gaston Bachelard en su ensayo La poética del espacio, se establece: «Podría explotarse un archivo considerable de documentos literarios relativos a la poesía de la casa bajo el único signo de la lampara que luce en la ventana…Por la luz de la casa lejana, la casa ve, vigila, espera…Es un ojo abierto a la noche». No hay mejor descripción de la ventana desde la perspectiva literaria.

Fuente: https://revistapurgante.com/la-herencia-de-carmen-martin-gaite/

 Manuel Hempe / septiembre 29, 2020

«Desde que el mundo es mundo, vivir y morir vienen siendo la cara y la cruz de la misma moneda echada al aire, pero si sale cara es todavía más absurdo. Para mí, si quieren que les diga la verdad, lo raro es vivir»

Biblioteca Morata de Tajuña

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