«Cadáveres en la playa», un novela de Ramiro Pinilla

En la Biblioteca de Morata seguimos celebrando el DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO; esta vez desde las paginas de un libro lleno evocaciones lectoras

Una novela con olor la librería 

NOS REUNIMOS PARA COMENTAR ESTA LECTURA EL VIERNES 6  MAYO 2016

Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923) se nos presenta aquí como narrador de relatos de intriga. En esta novela – y en las dos anteriores de esta serie- recurre al personaje de un librero de Getxo que actúa a veces como investigador privado -y escribe luego las historias que él mismo protagoniza.

 

SOBRE EL ARGUMENTO

Aquí se trata de resolver en 1972 un asesinato cometido treinta y cinco años antes, al amparo de las represalias y venganzas perpetradas durante la guerra.

Samuel Esparta, el protagonista de esta novela, mantiene contra viento y marea su peculiar librería en Getxo. Nuestro particular librero recibe la visita de una mujer, Juana Ezquiaga, que quiere contratarlo para que averigüe la desaparición, mucho tiempo atrás, del que fue su amor de juventud. Juana sabe por un anciano pescador que las corrientes están llevándose la arena de la playa, y que pueden emerger los cadáveres que se esconden en sus tripas. En uno de los fusilamientos de la guerra civil, los falangistas abrieron una fosa común allí, y el pescador le ha contado que en el último momento apareció alguien con una carretilla portando un cadáver. Juana sospecha que eso sólo pudo hacerlo alguno de los viejos amigos, celosos de la pareja. ¿Podrá Samuel Esparta arrojar más luz sobre esta historia? ¿Logrará resolver este crimen cometido treinta y cinco años antes?

 

Sobre el autor

Ramiro Pinilla pudo haber tenido una vida muy diferente a la que tuvo. Un escritor que en 1960 gana el premio Nadal y en 1972 queda segundo en el Premio Planeta, probablemente hubiera podido convertirse en una voz destacada del panorama literario español, si hubiera tenido más visión estratégica, más ambición, menos distancia ideológica con el régimen dominante o menos escrúpulos para ocultarla, o si se hubiera mudado a una de las capitales literarias del país, Madrid o Barcelona a hacer vida de cortesano. En vez de eso, Ramiro Pinilla decide vivir en Getxo, que ya ni siquiera es Bilbao, y allí se pasa treinta años escribiendo casi sin parar, y autopublicándose en una pequeña editorial llamada “Libropueblo”.

Casi toda la obra de Pinilla, y en particular su trilogía, es un intento extremadamente ambicioso por representar el País Vasco (por metonimia: Getxo) en toda su complejidad histórica, social e ideológica, con sus conflictos entre campo y ciudad; entre tradición y modernización; entre nacionalismo vasco, obrerismo y españolismo. Dar voz a los inmigrantes llegados a Euskadi de otras partes de España -los despectivamente llamados maketos- fue una de sus obsesiones, como se advierte en Verdes valles y muy especialmente en Los cementerios vacíos.

Desaparecido en 2014, Pinilla sigue representando una voz autorizada dentro de la narrativa española contemporanea. Los últimos quince años de la vida de Ramiro Pinilla fueron los de una segunda juventud creativa. Terminada la trilogía, podría haberse tumbado a vivir la vejez con la tranquilidad del deber cumplido. En vez de eso, Pinilla no paró de escribir. Continuó contando historias de su universo de Getxo, en La higuera o Aquella edad inolvidable, y todavía tuvo tiempo de inventarse su propia serie de novelas policiacas, protagonizadas por un quijotesco librero que se transforma en el investigador Samuel Esparta después de leer demasiadas obras de Dashiel Hammett y Raymond Chandler.